“Nadie sabe a ciencia cierta cómo nació el Aurrera”… Con esta simbólica frase comienza Emilio Pérez de San Román un artículo publicado en el último número de la revista AVANCE en 1968. ¡Y no le faltaba razón! Los más “experimentados” nos cuentan que ahora hace 75 años, unos jóvenes se reunían todas las semanas en las campas del Polvorín y Arana para desfogarse dando patadas a un balón. ¡Quién podría decirles que a partir de esa sana costumbre se engendró lo que hoy conocemos como el Club Deportivo Aurrera de Vitoria!
Fueron muchos los que con su entusiasmo, afición e ilusión ayudaron a que aquella idea disparatada se convirtiera en realidad, pero solo algunos quedan en el recuerdo: Tacolo, Davalillo, Varela, Lasheras, Cameno, Briñas, Tano, Ubis, Zulaica, López de Calle, Ollora, Ordoñana, Grajales… y muchos más fueron los impulsores de este club. Votaron por el nombre, eligieron como presidente a Julio Santos y como secretaria a Rosario González Amilibia, una aficionada que acudía semanalmente a ver los partidos amistosos que disputaban estos muchachos. Verano o invierno, hiciera sol o lloviera, esta entusiasta siempre se mostraba dispuesta a realizar cualquier trabajo que fuera necesario con la única gratitud de acompañar al equipo en sus triunfos.
C.D. Aurrera (Temporada 49/50)
Urturi, Ipinza, Manolo, El Rubio, Cañaberas, Otaño (arriba) -
Santi Echevarria, Pruden, Alberto, Tini y Horacio (abajo)
El llamamiento a filas apenas influyó en el equipo, dada la juventud de los jugadores, y durante esos primeros años de vida, el Aurrera competía en los torneos locales consiguiendo numerosas victorias, según cuentan con orgullo los figurantes de esa época. Muchos fueron los partidos en localidades vecinas como Miranda o Nanclares, hasta que en 1940 el club participó en el I Campeonato Guipuzcoano de Equipos Federados junto a la Real Sociedad, Deportivo Alavés, Real Unión, Tolosa y Renteria. Y una curiosa circunstancia ocurrió en este torneo. Todos sabían que el Renteria era filial de la Real Sociedad y que participaba con el objetivo de restar puntos a sus competidores, por lo cuál el Aurrera también se apuntó para hacer lo mismo en favor del Deportivo Alavés. Pero no acaba aquí la anécdota. La Real Sociedad se alzó campeona empatada a puntos con el Deportivo Alavés, pero con un mejor golaverage gracias a un solo gol. Un gol que los chavales del Aurrera marcaron al Alavés en el último partido (4-1) y que sin el cuál, los babazorros hubieran sido quienes disfrutaran la gloria. En esta primera edición, el Aurrera se clasificó en una magnífica tercera posición.
Desplazamiento de la afición aurrerista (años 50)
A partir del año 1941, una vez finalizada la guerra civil, se normalizó la situación futbolística en España. Todos los jugadores debían volver a sus equipos de origen, por lo cuál el Alavés se vería tremendamente debilitado. Esta circunstancia obligó a los babazorros a llegar a un acuerdo con el Aurrera, por el cuál todos los jugadores rojillos pasaron a formar parte del primer equipo de la provincia, el Alavés. Grabada a fuego quedó en esta ocasión la política de cantera con la que el Aurrera había nacido, que le obligó a desaparecer en beneficio de un objetivo mayor. Todo un ejemplo de solidaridad.
Directiva C.D. Aurrera (año 1959)
Eugenio Ogueta, Venancio Aguirre, Melchor Martín, Antonio Sáez, Felix Villaverde y Luis.
Después de unos años de forzosa inactividad, uno de los fundadores del club, Aurelio Lasheras, comenzó a seleccionar jugadores juveniles durante sus paseos dominicales por las campas de Arana. “Ver a los chavales jugando me recordaba los tiempos en que nosotros hacíamos lo mismo en la misma campa. Entablé diálogo con ellos y me pidieron que fuera su entrenador. Accedí con una condición: que el equipo se llamara C.D. Aurrera. Ellos aceptaron jubilosamente y fue así como resucitó el club de mis amores”. Recordar estas palabras de Aurelio Lasheras eriza la piel de más de un rojillo de corazón. Durante unos años se participó en todos los torneos locales y habituales eran las finales de Mendizorroza contra el Vesa. Una discreta sonrisa se escapa cuando nos cuentan como este equipo conseguía a sus mejores jugadores: cine gratis. ¡Buena manera de fichar la del Vesa, si señor! Poco a poco comenzaron a surgir de nuevo valores futbolísticos. Manolo Espinosa, los hermanos Contrasta o Pruden “bala roja” podían haber vivido del fútbol en esta época moderna. Algunos lo consiguieron entonces, como Otaño, que se enroló en el Vasco de Gama.
C.D. Aurrera (años 60)
Campos, Urcelay, Tobillas, Casasempere, Ajuria y Urreta (arriba) - Victor, Gracianteparaluceta, Campo, Yus y Eguilaz (abajo)
De la mano del presidente Abelardo Ballina, el equipo se inscribió en la Federación Guipuzcoana de Fútbol, donde se sucedieron ascensos, descensos, reestructuración de categorías… Pero aquel fiel consejero, aquel excelente ayudante, aquel incansable trabajador salió de la sombra y tomó las riendas del club. Me refiero a Javier Knörr, que se propuso una reorganización importante del club, un nuevo camino con la ambición por bandera. Nuevas personas entraron en la directiva, se oficializaron las relaciones con otros clubes y con las federaciones, nuevas disciplinas entraron en escena… El atletismo, donde años después salieron los Martín Fiz, Antonio Peula, Maite Zuñiga o Blanca Lacambra; la gimnasia de las chicas de oro de Atlanta ’96; el baloncesto femenino; el balonmano; el voleibol; el hockey sobre patines… Y por supuesto el fútbol, que empezaba a dar sus frutos con grandes jugadores criados en la cuna rojilla, como Peio Uralde, que jugó en la Real Sociedad, Athletic Club y Atlético de Madrid, para convertirse en el único jugador del Aurrera que ha vestido la elástica de la selección nacional absoluta. Con él en el equipo, Nemes Esparza nos guió en el Campeonato de España de Aficionados que disputamos contra el Toledo.
Y poco a poco, un descabellado sueño de un loco se fue convirtiendo en realidad. Después de mucho esfuerzo y sacrificio, después de muchas reuniones y portazos, Javier Knörr consiguió crear su particular “Universidad Deportiva”. Adquirió unos terrenos cercanos a Vitoria, en la carretera de Otazu, y obligó al club a adquirir también una mayor responsabilidad en su misión. El 28 de agosto de 1.977 se inauguraron oficialmente las “Instalaciones Deportivas de Olaranbe” con el partido Real Sociedad – Barakaldo y desde ese día, miles de deportistas vitorianos y alaveses han jugado en sus campos, han sobrevivido al mal tiempo sobre su hierba o arena, han sudado las camisetas rojillas…, ¡han triunfado en la vida de la mano del C.D. Aurrera!
Campeonato de España de Aficionados (Temporada 74/75)
Viteri, Vaquero, Salinas, Letona y Mejino(arriba) - Mesa, Ríos, Uralde, Peña, Corral y Juani (abajo)
Unos años después, en noviembre del año 86, se creó la Federación Alavesa de Fútbol y, en la siguiente temporada, el C.D. Aurrera se convirtió en el primer campeón alavés y así logró el ansiado ascenso a la tercera división nacional, por delante de equipos como Alavés, Alegría, San Ignacio, Zaramaga o Abetxuko.
El hoy en día director del fútbol base del Alavés, Alberto Lasaga, junto a Rafa Aguayo y muchos otros colaboradores, se hicieron cargo de la nave aurrerista y comenzaron a producirse otros grandes éxitos. Una exquisita generación de futbolistas fue abriéndose camino en el mundo del fútbol y fueron escalando peldaños en categoría juvenil, hasta tocar techo y vencer al Recreativo de Huelva en la fase de ascenso a la entonces máxima categoría estatal: la Sub-19. Eran los Kiko, Sergio Ezpeleta, Josean Haro, Oscar Blasco, Pablo Gómez y compañía. Esas temporadas disfrutamos ganando al Real Madrid en Olaranbe o venciendo en el Mini Estadi al Barcelona de Guardiola.
Era la época dorada del club. Los aficionados sabían que en Olaranbe se veía un gran fútbol y eran numerosos los que acudían a animar a los diferentes equipos. Claramente fue el ascenso a 2ª División B en la temporada 94/95 lo que reforzó los éxitos conseguidos en categorías inferiores. Barbastro, Peña Sport y Escobedo se rindieron al potencial de un equipo que aún no había llegado a su techo. Grandes jugadores se fueron incorporando y en la temporada 96/97 se ocupó la primera posición del Grupo II de la Segunda División B. ¡El no va a más! ¡Participar en el playoff de ascenso a la categoría de plata del fútbol español! Talavera, Figueres y Real Jaén, equipo que finalmente logró el ascenso, visitaron Vitoria en un momento inolvidable para todos los aficionados rojillos. Fueron unos años donde el trabajo bien hecho tuvo su recompensa. Además de los éxitos deportivos, pudimos aprender a raudales de grandes entrenadores como Candido Arroyo, Blas Ziarreta, Koldo Segurola, Tomás Balbas o Jose Luis Mendilibar, hoy por hoy entrenador del Real Valladolid. A su vez muchos jugadores tuvieron la oportunidad de encaramarse a superiores categorías: “Txelis” Baroja, Carcedo, Justo Ruiz, Koldo Alvárez, o los más recientes Aitor Ocio, César Fernández de las Heras, Pablo Gómez, Aitor Tornavaca, Koikili, Aduriz o Velez de Mendizábal.
Campeones 2ª División B (Temporada 96/97)
Roberto, Eneko Mendiguren, Iñigo Mardones, Aitor Ocio, Trujillo y Alvaro (arriba) - Julen Castellano, Sergi, Lobo Ochoa, Carlos Lasheras y Kiko (abajo)
Paralelamente, el club mantenía su política de crecimiento. A los casi veinte equipos de fútbol masculino, en la temporada 98/99 se les unió la sección de fútbol femenino. Más de sesenta chicas con ganas de jugar se dieron cita en Olaranbe y se formó el primer equipo de fútbol-11 femenino en Álava, que tuvo que competir en la Liga Guipuzcoana, y que hoy en día nos hace disfrutar de un exquisito juego en la segunda categoría nacional.
Pero no era oro todo lo que relucía. Los siguientes años fueron muy duros, unos difíciles años donde todos los corazones rojillos sufrieron lo indecible con el club de sus amores. Así pues, este grandioso “atleta”, este “deportista” en franco crecimiento se vio abocado al sufrimiento. Se le exigió al máximo, más allá del límite, se confió ciegamente en él y se le cargó con una excesiva responsabilidad. Podríamos decir que le apretaron tan fuerte que se quedó sin respiración, y aún sabiendo que le faltaba el aire no aflojaron las manos que aferraban su cuello. De la noche a la mañana la buena salud del club pasó a ser crítica. Una situación límite que ni los más optimistas creían superable. Pero aquí se volvió a demostrar la enorme fuerza de este coloso, una superación ante todos aquellos que quisieron matarle o ante aquellos que esperaban impacientes esta defunción. La pesadilla fue quedando atrás y hoy en día, aún con todo lo que queda por recuperar y los muchos obstáculos que se presentaran en el camino, puedo afirmar certeramente que el Aurrera escribirá páginas brillantes en el deporte alavés y que vivirá, al menos, otros 75 años más.
ZORIONAK!
ORAIN ETA BETI, GORA AURRERA!
Mi más sincero agradecimiento a todos aquellos que me han ilustrado de las diferentes épocas del club para poder reflejarlo lo más fielmente posible: los actuales dirigentes del club, Fernando Urcelay (presidente), Txemi Corres (secretario) y Eugenio Ogueta (vocal); grandes amantes de este club que con sus textos mantienen viva la llama del recuerdo, Emilio Pérez de San Román y Julián Ortiz de Viñaspre (editores de la revista Avance), Aurelio Lasheras, Don Pepito y muchos más. Y disculpas a todos aquellos que no he nombrado pero que siempre formarán parte de este nuestro club. Un fuerte abrazo. Raúl del Pozo.
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